CONCHITA

Diario Espiritual de una
Madre de Familia

Perspectiva Sintética Inicial

La Iglesia, sacramento universal de salvación, es la realización del designio salvífico del amor del Padre, que ha querido congregar a todos los hombres en su Hijo en virtud de su sacrificio consumado una vez para siempre. Cristo amó a su Iglesia y se entregó a Sí mismo por ella para darnos su Espíritu.

En la doctrina espiritual de Conchita sobre la Iglesia hay un desarrollo progresivo que culmina en su mensaje de santidad sacerdotal para la renovación de todo el Pueblo de Dios por medio de un "nuevo Pentecostés".

En una época en la cual la piedad era predominantemente individualista, en la que no se tenía conciencia reflejada de la dimensión Iglesia, es admirable constatar cómo Dios manifiesta a Conchita este aspecto esencial y constitutivo del misterio eclesial y ya desde el principio de su vida espiritual le abre horizontes sin límites.

"Tu misión será salvar almas"

"Los primeros ejercicios que yo oí predicar fueron unos que dio el Padre Antonio Plancarte el año 1889.

"Yo iba de entrar y salir pues no podía dejar mis niños.

"Un día, como bajado del cielo, preparándome con toda mi alma a lo que el Señor pidiera de mí, escuché claro en el fondo de mi alma sin poder dudarlo: "Tu misión es la de salvar almas" (Aut. I, 51).

Esta primera palabra del Señor nos da la clave para comprender el sentido de la vida de Conchita: será totalmente para la Iglesia.

"Jesús, Salvador de los hombres, sálvalos"

Hay momentos decisivos que transforman definitivamente una vida. El monograma que Conchita se grabó el 14 de enero de 1894 la orientó hacia la salvación del mundo por la Cruz. Pero la importancia de este hecho no radica en el acto heroico que una mujer realizó como signo de su amor a Cristo, sino en lo que Dios hizo en ella como respuesta: el cambio de su amor, infundiéndole un nuevo Amor, participación de su mismo Amor salvífico que trae consigo el germen de las Obras de la Cruz.

"Una fuerza sobrenatural me derribó por tierra, escribe, y olvidándome del gozo de que estaba poseída, solo pensaba en la salvación de los hombres. Ardía mi alma en el celo por la salvación de las almas y con un fuego que no era mío repetía: ¡Jesús, Salvador de los hombres, sálvalos, sálvalos!, y no podía decir más" (Aut. II, 33. Cartas 10, 1886).

Toda la Obra y la doctrina de la Cruz nace de esta experiencia viva de la realidad más íntima y constitutiva del misterio de la Iglesia: la asociación a la Redención de los hombres realizada por Cristo.

Perspectiva sintética inicial

Conchita descubrió la Iglesia a través de la Cruz:

"En diferentes ocasiones me ha dado el Señor a entender la relación tan íntima que tiene la Iglesia con la Cruz, tanto, que sin la Cruz no habría Iglesia... Dice que en la Cruz nació la Iglesia, viniendo el Espíritu Santo después a confirmar su doctrina y a darle vida" (Diario T. 10, p. 193, mayo 28, 1898).

La primera revelación del misterio de la Iglesia es la de la Iglesia del Crucificado, y esto trae consigo el llamamiento a un compromiso.

"Sacrifícate por la Iglesia", me ha dicho el Señor varias veces.

"Mi Iglesia es lo que más amo y es la que más me ha hecho sufrir..., verdaderamente vivo crucificado en ella... (entendía que se refería a los malos sacerdotes y otros ministros de ella que no buscan el interés de Jesucristo, sino el propio, con mil debilidades y culpables procederes).

--"Quiero que seas, me dijo hoy, víctima por la Iglesia; no sabes lo que esto vale, déjate hacer, que es un regalo que te obsequio, las almas víctimas, sacrificadas por la Iglesia, tienen un premio especial". (Diario 10, 194-106, mayo 28, 1898).

"Las almas víctimas en favor de la lglesia deberán unirse a mi Corazón, la Víctima por excelencia, para presentarse al Padre eterno en favor de esta Iglesia tan querida, con el fin de expiar los pecados. Me es tan amada mi Iglesia, que busco víctimas que en unión de mi Corazón se santifiquen para cambiar la justa ira que le amenaza, en lluvia de gracias...

"Quiero más que martirio exterior el martirio íntimo de los corazones: por esto pido se unan al Mío tan destrozado como ningún otro... quiero dar esta gloria a mi Padre y el Espíritu Santo bendecirá a las almas víctimas que se unan a Mí con este santo fin" (Diario T. 10, p. 212, junio 14, 1898).

La expresión "víctima", almas víctimas, en el lenguaje de Conchita carece por completo de sentido dolorista, de cierta carga emotiva egocéntrica que falsearía su contenido y llegaría incluso a reducirla a una auténtica caricatura, a una deformación psicológica de tipo narcista.

Toda la doctrina de la Cruz se funda en una espiritualidad de entrega, de donación que hace salir de sí mismo: imitar y asemejarse a Cristo que "vino a dar su vida como rescate por muchos" (Mt. 20,28). Orientada por las exigencias del designio redentor, se abre a una perspectiva Trinitaria que se manifiesta de pronto, como inesperadamente.

"La Iglesia de la Trinidad"

"La lglesia es la depositaria de todas las gracias del Espíritu Santo, ahí ha fijado su morada, y la ama con entrañable amor; sólo por ahí se entra al cielo. Él sella todas sus ceremonias y faltando este sello divino no habría nada cabal, ni posible salvación. En la Iglesia es donde se da constante alabanza a la Trinidad Santísima; ahí tiene el Padre Eterno sentadas sus miradas; el Hijo su sacratísima Humanidad junto con la Divinidad y su sacrificio constante en la Eucaristía.

"¡Qué bello se presenta este conjunto-unidad, esta Trinidad beatísima en su divina comunicación con la Iglesia. Ahí veo yo ahora su inmenso amor que despliega un Dios para con sus criaturas de una manera tan admirable!

"¡Ah! yo confieso que jamás había entendido esto con tan clara luz, ni tampoco agradecido esa cadena no interrumpida de beneficios que desde el bautismo hasta el sepulcro nos proporciona la Iglesia santa... Qué cuenta tendremos que dar al Señor por tantas gracias y tantos medios de santificación que su eterna bondad nos ha puesto en su Iglesia" (Diario T. 10, p. 193-194, mayo 28, 1898).

Esta perspectiva Trinitaria, lejos de ser una visión horizontal de la Iglesia, sus estructuras y sus múltiples actividades en medio de los hombres, por ser una mirada desde la cumbre, contiene una muy alta visión de sabiduría enfocada sobre la Iglesia a la luz de la Trinidad. La percepción inicial de conjunto puede expresarse de esta manera: la Iglesia, al mismo tiempo que es la Iglesia de la Cruz es la Iglesia de la Trinidad.


 

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