CONCHITA

Diario Espiritual de una
Madre de Familia

Riqueza de esta nueva devoción

Señalemos tres aspectos principales:

1. La "Soledad" de la Madre de Dios ilumina la participación de la Iglesia en el misterio de la Cruz de Cristo.

En la asociación de María a Cristo en la obra de nuestra salvación se deben distinguir dos aspectos: 

--la fase de adquisición, y
--la fase de aplicación.

La primera se manifiesta desde el momento de la concepción virginal de Cristo y culmina "junto a la Cruz donde no sin designio divino se mantuvo erguida" (L.G. No. 5, cfr. Jn. 19,25).

Este aspecto es propio, único, personal de María porque se basa en su maternidad divina y en su maternidad espiritual de todos los hombres.

La glorificación de Cristo inicia la fase de aplicación y la efusión del Espíritu Santo el día de Pentecostés realiza en María una nueva plenitud de amor en vista a su misión como "Madre de la Iglesia". María simboliza a la Iglesia en la misteriosa Mujer del Apocalipsis que da a luz en el dolor (cfr. Ap. 12,2).

La Iglesia peregrina en el tiempo existe ante todo para continuar la obra de la Redención que Cristo realizó en la Cruz una vez por todas. He aquí el gran misterio de la Corredención. La Iglesia, a imitación de María, continuará la pasión de su Señor en sus mártires, en sus santos, en sus miembros todos aún en los más imperfectos cuando aman a Cristo de verdad.

La Corredención es algo capital en la vivencia cristiana. No se puede amar a Jesús sin desear participar en la salvación del mundo.

2. La "Soledad" de la Madre de Dios muestra el valor salvífico del sufrimiento humano cuando se une al sufrimiento de Cristo.

El dolor en sí no tiene valor alguno, es consecuencia y fruto amargo del pecado, pero el amor realiza el prodigio de convertirlo en valor de redención, el apostolado más fecundo es el "Apostolado de la Cruz".

Más aún: la participación en la Cruz de Cristo no es sólo purificación y expiación personal, es ante todo llamamiento a colaborar en la salvación del mundo. A medida que el sufrimiento es más inocente y más puro es más salvador para los hombres y más glorificador de Dios.

Sólo los santos que han pasado por las Noches Oscuras de la purificación y que han llegado a la unión transformante participan plenamente, a semejanza de María en su Soledad corredentora y apostólica, en el misterio de la Cruz.

3. María en su Soledad es un modelo para las existencias humanas aparentemente inútiles, que encontrarán su plenitud de realización cristiana al imitarla.

En una época en la cual la vejez plantea a la Iglesia un nuevo problema de pastoral, esta modalidad nueva de la devoción a María proporciona una solución a la aparente inutilidad y al desaliento de tantas existencias humanas de las cuales los seres más jóvenes o en plena fuerza y madurez ya no se preocupan: devolver ánimo y valor a tantos esforzados cristianos, cuya vida, que se acerca a su consumación, debe ser una ascensión, siempre más cercana a Dios y a los hombres.

Existe igualmente el problema análogo y enorme de todos los hombres y de todas las mujeres a quienes las condiciones de vida privan en apariencia de una actividad apostólica exterior. A todos ellos la vida de "Soledad" de la Madre de Dios les recuerda la ley profunda de la comunión de los santos.

El puro amor es de mayor fecundidad apostólica que las obras más deslumbrantes realizadas con menor amor. Fue en el atardecer de su vida, en el silencio y en el aislamiento, en la plegaria y en el sacrificio, cuando la Madre de Dios alcanzó su cumbre en el amor y su plenitud de fecundidad apostólica al servicio de la Iglesia, así como Cristo salvó al mundo no en el esplendor de su Palabra y de sus milagros, sino sobre la Cruz.

"Y no creas, decía el Señor a Conchita, que va a ser triste para la humanidad esta manifestación de María en su Soledad, en sus martirios de ausencia y acerbos dolores para la Madre. Quedará lo que se ve en las rosas, los frutos conquistados con sus lágrimas; pero se avivará la gratitud y saldrán del olvido tantos martirios cuantas coronas tienen sus hijos en el cielo" (Diario T. 41, p. 307-308, julio 4, 1917).

La devoción a la "Soledad" de María es la devoción a la Virgen de Pentecostés, a María, Madre de la Iglesia.


 

Indice