CONCHITA

Diario Espiritual de una
Madre de Familia

El Evangelio de la Cruz

Todas estas corrientes creadoras de la espiritualidad cristiana han surgido de un "retorno a las fuentes del Evangelio". Así aparecieron, a lo largo de la historia de la Iglesia, la espiritualidad monástica, la de las Ordenes Mendicantes, y todas las formas modernas de la espiritualidad apostólica. La espiritualidad dominicana, por ejemplo, es una expresión, a la vez evangélica y original, con el fin de continuar la misión confiada por Jesús a sus Apóstoles: "Id, enseñad a todos los pueblos". Todos los valores de espiritualidad y de organización de la Orden de Predicadores se ordenan a la evangelización del mundo, conforme al texto de las Constituciones primitivas, dictadas por el propio Fundador: "Que los hermanos se comporten dondequiera como hombres que buscan su salvación y la de su prójimo, con toda perfección y espíritu religioso. Como hombres de Evangelio sigan los pasos del Salvador, no hablando sino de Dios o con Dios" (Constitución fundamental). Lo mismo sucede en todas las familias religiosas y en los grandes maestros espirituales. La ascesis totalitaria de un san Juan de la Cruz: "nada, nada, nada y sobre el monte: nada" es una forma eminente del renunciamiento evangélico dominado por la primacía del amor. La "Subida al Monte Carmelo" y las "Noches" no adquieren toda la profundidad de su sentido sino a la luz del "Cántico espiritual" y sobre todo de la "Llama de amor viva" que da a toda su obra el aliento vivificador del Espíritu Santo.

Asimismo, la doctrina espiritual de Conchita, inspiradora de las Obras de la Cruz, está centrada en el amor: "Amor y dolor". El mensaje de la Cruz, que tiene la misión de recordar al mundo, no presenta la menor huella de doIorismo, sino una auténtica mística del amor que se inmola a imitación del Crucificado para gloria del Padre en la salvación de los hombres. No es una devoción individualista sino una verdadera "visión de universo", expresión nueva del Evangelio de la Cruz.


 

Indice