CONCHITA

Diario Espiritual de una
Madre de Familia

México: una terrible persecución

Existe en la ciudad de México, en Tlaltelolco, una "Plaza de las tres culturas", reveladora de las tres civilizaciones que explican los orígenes, los conflictos y la grandeza de la nación mexicana, heredera de las antiguas civilizaciones indígenas, especialmente la azteca y la maya, enriquecidas por la colonización española que puso en ella la impronta europea, y la promesa también de un gran porvenir a causa del dinamismo creador de su genio moderno.

Es en este contexto en el que hay que situar el film de la vida de Conchita. Es una mujer santa, fuertemente enraizada en su nación, con todas las fibras de su ser; como Cristo, a través de su Persona divina, conservaba los rasgos de un oriental. Como una santa Rosa de Lima, patrona del Perú, Conchita no puede explicarse adecuadamente sino por el medio en que vivió. No pueden comprenderse sus reacciones psicológicas, la expresión y las formas de su piedad o de su penitencia más que en el ambiente y en las costumbres de México.

Cuando ella se encontraba en pleno período de madurez, México atravesaba por una época de mutación decisiva de la que Conchita fue testigo y de la cual encontramos un eco en su "Diario espiritual". En 1914 la revolución social toma un tinte antirreligioso que inquieta su alma de "hija de la Iglesia".

"Agosto 1914. Comenzamos este mes con las zozobras de la guerra y persecución que se nos viene encima, ¡Dios nos ayude! Nada sé de mis hermanos que están en San Luis, Oaxaca y Querétaro.

"Agosto 15. Día angustioso. Querían la Casa de la Cruz para cuartel y alojamiento de oficiales. Hoy entraron veinte mil carrancistas y faltan tres o cuatro veces más. He sentido en mi alma una tristeza mortal, como si hubiera entrado a México Satanás: es una opresión terrible: el azote de Dios. La guerra desenfrenada contra la Iglesia se acentúa, mi director ha tenido que esconderse y los sacerdotes vestirse de seglares. La persecución viene espantosa. Dios ha puesto unos vecinos que son del gobierno, quieren a las Madres y ofrecen salvarlas.

"Agosto 17. Las cosas cada vez peor. Blasfemias horribles. Los atropellos, muertes, allanamiento de moradas y fusilamientos están a la orden del día. Se han arrebatado muchachas, da miedo salir. Se deja venir una hecatombe contra el clero. Se ha expulsado a los religiosos, se confiscarán los bienes de la Iglesia, préstamos forzosos y mil cosas que lamentar".

Persecución contra el Clero

"Las cosas políticas empeorando. Mil abusos y la guerra al Clero en todo su esplendor. ¡Oh Dios mío, Dios de mi corazón! En Ti hemos puesto nuestra esperanza, no seremos confundidos. ¡Pobre México! Está recibiendo el azote de Dios y ojalá nos sepamos aprovechar. (Diario T. 39, pp. 234-235, agosto 27, 1914).

"La prueba pasará"

"Un nuevo mes de zozobras hemos empezado hoy. Puebla en poder de los anticlericales; profanan esa Catedral tan amada de mi corazón, echaron a los clérigos, quemaron los confesonarios. Viven en el Palacio Episcopal y cometen mil vejaciones con los sacerdotes. Comienzan los cateos y se cometen horrores. Quejándome yo al Señor de lo que pasaba en Puebla, me dijo:

---"La prueba pasará" (Diario T. 39, p. 237-238, septiembre 1º , 1914).

La Iglesia en México perseguida

"La lglesia mexicana combatida, tiranizada, perseguida. Quieren limitar templos y sacerdotes, las comunidades echadas, los sacerdotes extranjeros corridos, expulsados con salvajismo inconcebible. Los Obispos apenados. Muchos seminarios cerrados. ¡Dios de mi corazón. Verbo divino, ten piedad de México! Virgen de Guadalupe, Madre amorosa y tierna, alcánzanos el perdón" (Diario T. 46, p. 254, marzo 9, 1926).

Vemos cómo en 1926-1927 reaparece el mismo tema en su Diario en el momento en que la persecución alcanzaba su paroxismo.

Los horrores de la persecución continúan

"Hoy fueron a ver si había religiosas en el Mirto. Escondieron a Jesús y no les pasó nada. Vieron la Capilla llena de tierra y dijeron 'Aquí no hay culto'. El infierno desatado contra la Iglesia. Los más días llegan presos sacerdotes que traen de otros Estados para concentrarlos aquí en México. Los Obispos en grande peligro. Revoluciones, combates y muchos jóvenes engañados, traicionados y martirizados. A uno en León que alababa a Dios y animaba a sus compañeros a morir por Él, le cortaron la lengua antes de fusilarlo". (Diario T. 47, pp. 328-329, enero 6, 1927).

Tenemos numerosos mártires

"Ya tenemos muchos mártires en México que están haciendo favores. Bendito sea Dios, y Él sabe su cuento. Hay que adorar sus designios. ¿Para qué andar confiando en este o aquel medio?... Para Dios todos son medios y cuántas veces se complace en hacer las cosas contra todos los medios humanos, para que resplandezca más su gloria. En buena hora que suframos y roguemos, pero también debemos adorar sus tardanzas, amar sus miras y esperar contra toda esperanza el triunfo y la paz que nos dará sin duda. México no perderá la fe mientras tenga a María". (Fragmento de una carta a una amiga, mayo 26, 1927).

Todos los extractos de su Diario o de su correspondencia epistolar en esta época nos permiten constatar que juzgaba todos los acontecimientos, aún los más trágicos, a la sola luz de la fe. En lugar de maldecir a los perseguidores oraba v ofrecía su vida por su conversión, confiándolos a la misericordia divina. Sus más ardientes súplicas se elevaban a Dios particularmente por los sacerdotes:

"Ofrécete Conmigo como víctima por la Iglesia"

"Ofrécete en oblación por mis sacerdotes; únete a mi sacrificio para alcanzarles gracias. Es necesario que unida al Sacerdote Eterno, hagas tu papel de sacerdote, ofreciéndome al Padre y arrancándole gracias y misericordias para la lglesia y sus miembros. ¿No recuerdas cuántas veces te he pedido que te ofrezcas de víctima, en unión de la Víctima por la Iglesia amada? ¿No ves que eres suya porque eres Mía, y eres Mía porque eres suya? Entonces, por la unión especial que tienes con mi Iglesia tienes derecho a participar de sus amarguras, y tienes deber sagrado de consolarla sacrificándote por sus sacerdotes" (Diario T. 49, p. 26-27, septiembre 24, 1927).

A menudo esconde valerosamente a sacerdotes, obispos, religiosos y religiosas en su casa.

Ni una palabra de amargura o de recriminación, sino la más pura caridad cristiana para con todos. Desde su fundación la Iglesia de Cristo pasa en todas las naciones por horas de sufrimiento, de persecución, de traición y de martirios. Es Cristo, siempre crucificado en los miembros de su Cuerpo místico, quien continúa salvando al mundo.


 

Indice