CONCHITA

Diario Espiritual de una
Madre de Familia

Elegante Amazona

"Crecí yo tan pronto, que tuve un desarrollo tan violento que me enfermé y los médicos me recetaron un método higiénico en la ciudad y ejercicio a caballo.  Trajeron todo lo necesario, me hicieron un traje a propósito y salía todas las mañanas y a veces por la tarde con mi padre o hermanos.  Era yo tan encerrada que en San Luis, población chica, en donde lo más del tiempo había vivido, no me conocían y decían que si era esposa del hermano que generalmente me sacaba a paseo.  Tenía trece años y apenas conocía a unos cuantos señores: el primer día que uno me llamó señorita me puse de mil colores y lloré... yo me sentía feliz siendo chica y le tenía horror a ser grande; en casa me ponía de corto y en la calle de largo.  Se nos juntaban en los paseos a caballo el Gobernador de ahí; le gustaba mucho que le platicara, me hacía la corte y yo le contaba algún cuento pues no encontraba otra cosa de qué hablarle: ¡que simple era!... En esta época, y a caballo, me conoció mi marido según me contaba". (Aut. I, p. 67-69).


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