CONCHITA

Diario Espiritual de una
Madre de Familia

 

"Ese fue mi Esposo"

 

"Muy bueno, cristiano, caballero, honrado, recto, inteligente y con un gran corazón.  Sensible a cualquier desgracia, cariñoso conmigo, excelente padre que no tenía más distracción que sus hijos; eran su dicha y sufría mucho cuando se enfermaban.  Era muy correcto en el vestir, muy fino en su trato, muy obsequioso conmigo, un hombre de hogar, muy sencillo y respetuoso y delicado.  Tenía un carácter fuerte, enérgico, que con el tiempo se le endulzó.  Me tenía grande confianza y con frecuencia me hablaba de sus negocios tomando mi opinión aunque nada valía.  Era hombre de orden y metódico.

"Desde el día siguiente de casados hasta que murió me dejó ir a comulgar diariamente; cuando me casé le puse esta condición que cumplió.  Me cuidaba los niños mientras yo volvía de la Iglesia y ya muy grave me decía: "Anda a comulgar".  Como quedaba enfrente la casa del templo de la Encarnación iba a la hora de la consagración y me volvía luego a su lado.  Nunca me leía lo que escribía, que a veces me encontraba haciendo mis "Cuentas de Conciencia".  "Son cosas de espíritu que tú dices y yo no entiendo", me decía.

"Tenia que condescender en ir al teatro y bailes con él algunas veces, (más en San Luis).  Nunca iba solo.

"Le tenía mucho miedo a la muerte y leyéndole el Kempis a menudo le salía ese capítulo y creía que yo lo hacía de propósito.  Dos años antes de su muerte sí sentí que pronto se moría y se lo dije, rogándole que hiciera más por su alma.

"Era un poco celoso. Cuando me enfermaba de gravead, que fueron varias ocasiones, él me asistía de día y de noche, sin querer persona que velara.  Todos los domingos iba a la Villa a encomendarse a la Sma. Virgen de Guadalupe.

"Para morir hizo confesión general y su miedo a la muerte se cambió en un perfecto abandono a la divina voluntad.  "Según yo, decía, es el momento que más falta hago a mis hijos, pero Dios sabe lo que hace, y yo sólo quiero su voluntad".  Desde ese instante me consagré a Dios para ser siempre toda suya, con la frente sobre la frente del que fue tan bueno conmigo". (Autob. Pp. 379-381).


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