"Me Aseguran que mi Espíritu es de Dios"
No obstante la discreción personal de la Sierva de Dios en la fundación de las Obras de la Cruz, este caso excepcional de Conchita, lleno de confidencias secretas, de acogida entusiasta o de oposiciones, no podía dejar de plantear algunos interrogantes.
El Arzobispo de México, Mons. Alarcón fue consultado y ordenó un examen de su vida y de sus escritos.
Conchita se manifestó siempre dócil a las enseñanzas y a las directrices de la Iglesia: "Creo en la Iglesia, en su divinidad, en su indisolubilidad; daría mi sangre por defender la pureza de su doctrina y de sus dogmas". (Diario T. 12, p. 209, marzo 31, 1900). |
Indice |