CONCHITA

Diario Espiritual de una
Madre de Familia

Un Nuevo Pentecostés

"Al enviar al mundo un como segundo Pentecostés quiero que arda, quiero que se limpie, ilumine e incendie y purifique con la luz y el fuego del Espíritu Santo. La última etapa del mundo debe señalarse muy especialmente por la efusión de este Santo Espíritu. Quiere reinar en los corazones y en el mundo entero; más que para su gloria, para hacer amar al Padre y dar testimonio de Mí, aunque su gloria es la de toda la Trinidad" (Diario T. 40, p. 180, enero 26, 1916).

"Dile al Papa que es mi voluntad que en todo el mundo cristiano se clame al Espíritu Santo implorando la paz y su reinado en los corazones. Sólo este Santo Espíritu puede renovar la faz de la tierra y traerá la luz, la unión y la claridad a los corazones.

"El mundo se hunde porque se ha alejado del Espíritu Santo y todos los males que le aquejan tienen su origen en esto. Ahí está el remedio porque El es el Consolador, el autor de toda gracia, el lazo de unión entre el Padre y el Hijo y el Conciliador por excelencia porque es caridad, es el Amor increado y eterno.

"Que a ese Santo Espíritu acuda todo el mundo pues ha llegado el tiempo de su reinado y esta última etapa del mundo a El le pertenece muy especialmente para ser honrado y exaltado. Que la Iglesia lo pregone, que las almas lo amen, que el mundo entero se le consagre y vendrá la paz, juntamente con una reacción moral y espiritual más grande que el mal que a la tierra aqueja.

"Que a la mayor brevedad se proceda a llamar con oraciones, penitencias, y lágrimas a este Santo Espíritu, suspirando por su venida. Y vendrá, Yo lo enviaré otra vez de una manera patente en sus efectos, que asombrará e impulsará a la Iglesia a grandes triunfos" (Diario T. 42, p. 156-158, septiembre 27, 1918).

"Pide esta reacción, este "nuevo Pentecostés", que mi Iglesia necesita: sacerdotes santos por el Espíritu Santo. El mundo se hunde porque fallan sacerdotes de fe que lo saquen del abismo en que se encuentra; sacerdotes de luz para iluminar los caminos del bien: sacerdotes puros para sacar del fango a tantos corazones: sacerdotes de fuego que llenen de amor divino al universo entero.

"Pide, clama al cielo, ofrece al Verbo para que todas las cosas se restauren en Mí por el Espíritu Santo". (Diario T. 49. p. 250-251, noviembre 1º , 1927).

"Quiero volver al mundo en mis sacerdotes: quiero renovar al mundo de las almas manifestándome Yo mismo en mis sacerdotes: quiero dar un poderoso impulso a mi lglesia infundiéndole como un "nuevo Pentecostés", el Espíritu Santo en mis sacerdotes" (Diario T. 50, p. 165, enero 5, 1928).

"Para alcanzar lo que pido deben todos los sacerdotes hacer una consagración al Espíritu Santo, pidiéndole, por intercesión de María, que venga a ellos como en un "nuevo Pentecostés", y que los purifique, los enamore, los posea, los unifique, los santifique y los transforme en Mí" (Diario T. 50, p. 296, enero 25, 1928).

"Algún día, y no lejano, en el centro de mi Iglesia, en san Pedro, se llegará a hacer la consagración del mundo al Espíritu Santo, y las gracias especiales de este divino Espíritu se derramarán en el Papa feliz que esto haga.

"Hace mucho tiempo que vengo indicando este mi deseo de que se consagre el universo al Divino Espíritu para que se derrame en la tierra como un "segundo Pentecostés" (Diario T. 51, p. 135, marzo 11, 1928).


 

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